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Entrar a una feria de reputación internacional como el E3 no es fácil. Para conseguir la acreditación hace falta estar respaldado por una empresa vinculada con el sector o ser parte de un medio de comunicación. Eso, o tener mucha inventiva.

El año 2013 ha supuesto un nuevo hito en la historia de la feria por excelencia de la industria del videojuego. Estos días, por el Convention Center de Los Angeles han pasado alrededor de 48.200 personas, lo que ha supuesto una media de 40 millones de dólares de caja para la ciudad, entre transporte, alojamientos y gastos en comida.

En principio, la feria es un evento profesional, al que sólo pueden acudir personas vinculadas con la industria como distribuidores, clientes del canal de distribución o medios de comunicación. Aunque, lo que se esconde detrás de las puertas del Convention Center es lo suficientemente goloso como para no despertar la curiosidad de personas con inventiva.

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Este año, en el que nuevas videoconsolas como Playstation 4 yXbox One han conseguido que muchas personas se planteen hacer todo lo posible para conseguir una acreditación: ofertas económicas de entre 50 y 300 dólares a todas las personas que abandonaban el puesto; intercambios de identificación; intentos de falsificación.

Las medidas, como decimos, ha sido como las que merece un evento de tanto renombre. Incluso en la zona de periodistas, en la que se sirve comida gratuita a ciertas horas, se ha pedido siempre una identificación oficial con foto adicional a la propia acreditación. Por supuesto, con inventiva todo se puede superar. Es posible que si no eres distribuidor, desarrollador o si no trabajas en un medio de comunicación, no consigas pasar las puertas del Convention Center. ¿Por qué no inventarse todo ello?


A la española

Hemos localizado a una persona que no sólo se ha colado este año en la feria, si no que lleva haciéndolo desde el año 1991. Como no podía ser de otra forma, es español. Fernando Monzón es un directivo de una agencia de publicidad puntera en redes sociales, y tiene como clientes a empresas con el renombre de Telepizza, Nokia o El Corte Inglés.

Su primera relación con el E3 fue recién comenzado el Siglo XXI. Monzón nos comenta. “En 2001 nos pedían 600 días por entrar, por día y por barba. Éramos unos paletos que queríamos venir y que no sabíamos cómo hacerlo. Íbamos a la web e intentábamos comprar pases, no teníamos ningún acceso”. La idea, por supuesto, pasó por inventarse una nueva identidad. “Nos montamos un portal llamado Kabukis que pareciera que hablaba de videojuegos”.

“Nos montamos un portal llamado Kabukis que pareciera que hablaba de videojuegos”

Por supuesto, la cosa ha cambiado con el tiempo. Según Fernando, “el nivel de exigencia hace doce años no era como ahora. Este año hemos tenido que hacer artículos, enviar fotos…” . El motivo del nombre tiene su explicación: “Los Kabukis son los actores japoneses que se disfrazaban de mujeres para hacer papeles femeninos en las obras de teatro porque no podían trabajar en ellas las mujeres. Era el rollo del avatar, el de suplir a una persona. Tenía ese trasfondo filosófico y todo”.

El proceso, para crear la mentira empieza implicando a mucha gente. Cuando dispones de una empresa como 3lemon, la agencia que dirige Fernando, las cosas se ponen más fáciles. “En la agencia tenemos mogollón de diseñadores y a todos les mola, así que les hemos puesto a hacerlo para poder venir. Con la web, el primer año conseguimos un par de acreditaciones. Poco a poco lo hemos convertido en una tradición, viniendo como viaje de incentivos con algunos trabajadores. Son como unas vacaciones. Este año hemos venido sólo dos, porque era complicado hacerlo más a lo grande. Pero el año pasado llegamos a venir 6. Me traje a los chavales; en lugar de darles una prima, pues te los llevas de excursión, a un hotel en Santa Mónica, con playa y eso”.


En papel

Por supuesto, para alguien que se inventa una web sólo para ir a las ferias, no le vale con hacer que las cosas sean fáciles. Para ello, Fernando y sus chicos de www.kabukis.com, el siguiente paso natural era el de convertir su tapadera en algo más sólido: una revista de papel.

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“Hicimos un año cuatro números de una revista de papel. Imprimimos unas cuantas y las trajimos aquí. Las poníamos en la sala de prensa o en los pasillos para que la gente la viese y hacer más creíble que esa revista era de verdad. Llegamos incluso a hacer una sesión de fotografía con modelos para que la portada fuese más creíble. Nos quedó muy bien y, bueno, ahí quedó como anécdota. Supongo que los periodistas españoles que la vieron fliparían o pensarían que era de algún país de Sudamérica”.

La última locura del grupo de los Kabukis consistió en cambiar por un año de bando. Dejaron el mundo de la prensa a un lado y se atrevieron con el de la programación. Por supuesto, con un proyecto tan real como el de su página web y sus revista.

“Hace tres años nos animamos y nos fuimos a la Gamescom. Lo que hicimos fue un proyecto de videojuego llamado Eagle Shadow. Pusimos a modelos vestidas con rollo Steampunk y montamos un dossier y un teaser anunciando el desarrollo del juego. Era una especie de ucronía en el que se contaba una historia en la que Napoleón ganó la batalla de Waterloo. Por aquellos entonces tenía un amigo que trabajaba en Blizzard y le sacamos en el vídeo midiendo a la chica para hacer el modelado en 3D. De hecho, llegamos a crearlo y lo usábamos en el dossier. En el vídeo salía mi madre, que diseñó todo el vestuario de la chica, y mi hermano dando órdenes y haciendo cosas. Con aquel dossier y aquel teaser, que la verdad es que quedó muy aparente,nos fuimos a una Gamescom y todo el mundo que lo veía nos trataba muy bien“.

Las feria como el E3 sirven para que los profesionales puedan enterarse de todas las novedades de un sector. Puedes ser distribuidor, desarrollador, periodista… O puedes ser un profesional de los videojuegos con una experiencia de 12 años en inventarte formas de pasar la seguridad de una feria para entrar, año tras año, sin haber trabajado realmente en ella. Aunque, el propio trabajo de la tapadera, todo hay que decirlo, sea ya más que suficiente para justificar el pase.

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