Me hago viejo y supongo que más sabio con el paso del tiempo. Obvio, para compensar, cada vez más, me duele la espalda por la mañana. Antes gestionaba mi mala leche, es decir, echaba la culpa a los otros que me cabreaban. Tengo claro que estaba equivocado, soy ahora plenamente consciente de que siempre que me ha ido mal algo ha sido por mi culpa: ni las crisis coyunturales, ni los socios cabrones, ni los clientes hinchabolas; ni siquiera los políticos o los burócratas. Siempre que erré la culpa fue mía.

La cuestión es que, como ya sé que me voy a equivocar, cada vez me equivoco mejor. Tengo una charla súperchula en la que cuento esto con ejemplos y anécdotas divertidas.

Si quieres que te cuente mis equivocaciones antológicas y pasemos un rato divertido en el que aprendamos cosas, envíame un correo a fmonzon@3lemon.com poniendo en el asunto:
«Nano, te he visto muy delgado en tus fotos de Instagram».